Menos esquiadores, más golfistas, el mismo ladrillo
En Suiza, país esquiador por excelencia, han constatado en muchos colegios que más de la mitad de los niños ya no practican este deporte, y en Austria, donde en cuestión de nieve no van a la zaga, un estudio ha demostrado que si un niño no ha tenido contacto con la nieve antes de los 14 años es muy difícil que vaya a esquiar de joven o adulto. Haciendo un simple razonamiento lógico puede afirmarse, a tenor de estos datos, que el deporte del esquí está decayendo. De hecho, en Estados Unidos han desaparecido numerosas estaciones de esquí entre los años 80 y 90. Y a todo eso hay que sumarle el calentamiento global del planeta: el propio secretario general de la Organización Mundial de Turismo (OTM), Francesco Frangialli, considera que en pocos años muchas estaciones perderán un mes de actividad por falta de nieve. Estos fueron algunos de las aportaciones y conclusiones del Congreso Mundial del Turismo de Nieve y Montaña que se celebró en Soldeu (Andorra) hace casi dos años y que se resumieron en una: el modelo actual de turismo de nieve está agotado y es necesario reinventarse. Sin embargo, nada de todo esto hace mella en Aramón. La empresa pública de la nieve, participada al 50% por el Gobierno de Aragón, no sólo sigue apostando por el mismo modelo de siempre, sino que quiere ampliarlo en Cerler, en Panticosa y allí donde pueda y le dejen. Si la construcción de urbanizaciones al lado de estaciones de esquí siempre ha sido un negocio lucrativo, cuantas más estaciones haya y las que haya sean más grandes, más urbanizaciones. Ese parece ser el único objetivo de Aramón, hoy por hoy. Porque, ¡qué más da que nieve o que no nieve! Baste como ejemplo que han llegado a decir, en este año tan poco nevado, que la campaña navideña en los cinco centros invernales de Aramón ha sido “histórica” y “muy superior” a la del pasado año. ¡Si hasta el consejero de Turismo y vicepresidente de Aramón no ha podido por menos que salir al paso! (y debe de ser la primera vez que se contradicen). Para Arturo Aliaga la situación es preocupante, como para el resto de personas con sentido común, porque es un duro golpe a la economía de las zonas con estaciones de esquí y a las personas que de ellas dependen. Y, por añadidura, es un perjuicio para todo Aragón, pues no hay que olvidar que esas cinco estaciones de Aramón dependen en gran parte del presupuesto público, y en ellas se han hecho grandes inversiones en los últimos años que no se van a ver rentabilizadas. Pedro LOBERA, diputado de CHA en las Cortes de Aragón
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