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Más de la nieve y de los que sí proponen soluciones..

Más de la nieve y de los que sí proponen soluciones.. Después de debatir durante varios años sobre la necesidad de introducir la fiscalidad ambiental en Aragón, el año pasado el Gobierno PSOE-PAR se decidió a crear tres impuestos ambientales: sobre el transporte por cable (telesillas, telecabinas y demás artilugios de las estaciones de esquí), sobre las emisiones contaminantes a la atmósfera y sobre las grandes áreas de venta. El objetivo de este nuevo tipo de tributos es “internalizar los costes ambientales en el propio proceso de producción”, esto es, que las empresas asuman que su actividad contaminante le supone un coste al ecosistema sobre el que se actúa, que deben pagar, porque, si no, al final tendrán que pagarlo las generaciones futuras. La filosofía de la fiscalidad ambiental se viene a resumir en el principio tan conocido de “quien contamina paga”. Pues bien, en Aragón acaban de iniciar la contrarreforma fiscal, desandando el camino recorrido y sacándose de la manga algo parecido al principio de “quien paga tiene derecho a contaminar”.El sentido del impuesto ambiental es favorecer que las empresas que contaminan den pasos hacia el uso de las tecnologías limpias y reduzcan significativamente (o eliminen) su actividad contaminante. Por eso, la ley en vigor este año prevé que la empresa que invierta en tecnologías para reducir el impacto contaminante de su propia actividad (o que restaure el daño causado) podrá deducir esas inversiones del impuesto que deba tributar. Parece razonable. Sin embargo, de cara al año que viene el Gobierno nos propone que las empresas se puedan deducir lo que inviertan en otros ámbitos distintos de su propia actividad. Por tanto, una empresa que no reduzca su actividad contaminadora pagará menos impuestos si realiza inversiones de corte medioambiental o si apoya la actividad del Gobierno de Aragón (muy ecológico él, se supone). ¿Pero el objetivo no era contaminar menos? El Consejero de Economía siempre decía que la idea no era recaudar más cada año, sino precisamente recaudar menos porque cada vez se contaminara menos. Pues, ya veis, después de sólo un año, parece que han cambiado de criterio. Si pago, tengo derecho a contaminar… Me parece absolutamente inaceptable.

 Volver al sentido original de los impuestos ambientales es uno de los objetivos de las enmiendas de CHA al proyecto de ley de medidas tributarias que presenté ayer en rueda de prensa en las Cortes de Aragón.

De la blog de Chesús Yuste , http://chesusyuste.wordpress.com/

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